La receta original, es con una sandía de dos kilos, yo no la encontré así que lo que hice fue medir el hueco del congelador, me presenté con el metro en la frutería y cuando encontré una que se ajustaba al hueco la compré, 5 kilos 655 gramos, con una regla de tres aumenté los ingredientes y listo. Me sobró un poco, lo metí en un tuper pequeño y al congelador.
Lo primero que hay que hacer es cortar uno de los extremos, y con la batidora ir triturando la pulpa y echándola en un bol.
Hay que quitar la pulpa teniendo cuidado de no llevarse la parte interior de la piel.
Cuando ya no queda casi pulpa, me ayudo de un pelador y un cuchillo especial para sandías.
Una vez que está vacía la sandía, se seca con papel de cocina, aunque no lo parezca, todavía tiene mucho líquido, una vez seca, se mete en el congelador.
Se puede triturar toda la sandía y colarla, no queda toda triturada, o podemos colar la cantidad necesaria para la receta y el resto usarlo como se quiera, o bien licuar todo o comer los trozos que hayan quedado más grandes.
- 1100 grs. de leche condensada
- 650 c.c. de zumo de sandía
- 1300 c.c. de nata para montar.
Se mezcla bien el zumo con la leche condensada. Se monta la nata hasta que haga picos y se va añadiendo en veces a la sandía.
Cuando está todo homogéneo se vierte en la sandía hasta casi el borde, se tapa con film transparente y se mete en el congelador.
Yo cogí una sandía bastante estable y no me hizo falta sujetarla para que no se moviera.
Una vez congelada, se apoya en una tabla de cortar por la parte plana y se corta por la mitad a lo largo, luego se van cortando rebanadas.
Una recomendación si no tenéis un cuchillo eléctrico o similar, en el momento que congele, antes de que "fosilice" la cortáis, en caso contrario podéis acabar con ampollas en las manos del cuchillo y se tarda mucho con cortarla, así que no esperéis a que endurezca demasiado.
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