LA CHICA YEYÉ

Se me fue otra Rosa, esta vez no es una amiga, es una prima a la que quiero muchísimo, mi única prima.
Me llevaba 9 años y siempre quiso ser peluquera, así que cuando yo tenía un año me tiñó el pelo con regaliz negro.
A mi madre casi le da un parraque, porque ser madre primeriza es lo que tiene, cualquier cosina de nada te parece un mundo.
Creo que como era hija única, yo era para ella como una hermana pequeña y como un juguete, y la verdad, es que siempre jugó mucho conmigo.
Cuando fui creciendo me parecía lo más, era moderna, vestía y se peinaba a la última, lo que ahora se llama una "it girl".
Ella vivía en Jove con sus padres y en el piso de arriba vivían mis abuelos donde yo pasaba temporadas en vacaciones, así que mi relación con ella era muy estrecha porque además me llevaba cuando salía, y eso de ser pequeña y alternar, beber coca-cola, comer pinchos... molaba un montón.
Me enseño a hacer bombas con el chicle, tengo varias fotos de ella haciéndolas y luego yo tengo también alguna foto haciendo las bombas; me regaló mis primeros patines, que tenían las ruedas de hierro y hacían un ruido infernal.
Tenía los últimos singles que salían al mercado y los escuchaba mientras hacía manualidades y bailaba, me enseñó a bailar la yenca.
Iba a clases de peluquería y luego practicaba conmigo que me dejaba de mil amores.
Yo estaba esperando aburrida como una ostra a que llegase como agua de Mayo porque alguien de 7 años entre gente mayor, no era una folixa, sinceramente. Antes no había tele a todas horas como ahora y además no es que se viera muy bien que digamos por lo que era mi salvadora.
Me llevaba a la playa de La Casera que ahora se llama L´Arbeyal.
Recuerdo que un día no dejé que me echara crema y me quemé tanto la espalda, que me salieron hasta ampollas y pelé entera, tuve que dormir boca abajo varios días, nunca más volví a quemar así, como mucho un poco colorada.
Cogíamos mejillones y yo, que llevaba gafas cuando se me mojaban veía fatal, así que al final acababa llena de galipote (chapapote) porque no veía bien dónde pisaba y al llegar a casa me lo quitaban con aceite de oliva.
También me llevaba a la romería de Jove y a la del Cerilleru, y me subía en unas barcas - columpio que me moría de miedo porque esta intrépida subía muy alto y no te ataban, había que agarrarse a la barra y a mí me parecía que iba a volcar la barca o yo me iba a caer desde casi la vertical.
Me acuerdo de cuando se depiló las cejas tan finas que casi no se veían, o cuando las llevaba pintadas.
Es de estatura baja, pero siempre supo sacarse partido.
Cuando era pequeña como casi todos los niños, había cosas que al verlas ya no las probaba y me enseñó que hay que probar cosas nuevas, y tenía razón; soy tan sibarita como ella.
En aquella época no tenía miedo a nada, fue rebelde, se casó con 19 años en contra de la opinión de sus padres vivió como quiso unas veces y otras como la dejaron.
Un día estando en Jove, yo estaba asomada a la ventana en el piso de arriba, mi prima estaba embarazadísima y mi hermano Nacho de 4 años perdió una pelota azul; decía que la tenía ella escondida  en la barriga; yo desde arriba estaba viendo la pelota, pero no decía nada porque me hacía gracia ver a mi hermano gritarle llorando a mi prima que le devolviera la pelota. 
Cuando vi que el berrinche iba a más y que  quería arrancarle la ropa, les dije dónde estaba, y el enano con la pelota en la mano todavía la miraba con desconfianza porque debía de pensar que tenía otra guardada en la tripa.
Cuando yo tenía 15 años me llevó con su familia unas vacaciones a Pola de Gordón, recuerdo la ropa tendida y congelada por el frío y la recuerdo a ella, siempre gamberra a pesar de los años.
Se fue mi Rosita Mary como la llamaba mi sobrino Iyán, se fue mi chica yeyé, pero todos los recuerdos de lo que viví con ella seguirán aquí.
Siento que la vida la haya castigado tanto porque no se lo merecía, siento que los años serenos le hayan durado tan poco,  pero ahora descansa y está con el amor de su vida y con su hijo pequeño.
Besinos infinitos prima y gracias por haberme dejado ser tu sombra.
En la cuarta foto estamos en la barca-columpio y en la última lleva la bata que usaba para hacer las manualidades.
En aquella época venía un fotógrafo a casa, nadie tenía cámara.